Con una tarde de niebla, que se iba metiendo hasta los huesos, salimos unos pocos, muy pocos, desde el punto de encuentro acostumbrado, para hacer un rodaje cortito. El trote cochinero nos llevó hasta las pistas de Salas Bajas. De regreso unas cuantas seríes de velocidad en las pistas del puente romano. Para la vuelta, en Londres se tendría más visibilidad, pero la temperatura era agradable para gastar zapatillas. Total, unos 8,50km.

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