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La tarde del jueves se presentaba agradable, lucía el sol y no hacía mucho frío pese a las previsiones meteorológicas. El destino era Cabrerizos. Hacer una rodada corta, suave, para volver a tomar contacto con la tierra, felicitar la navidad y año nuevo a “las subidas” de Las Caenes y de la Iglesia, para que nos reconocieran y el domingo se porten bien. El suelo en su punto: ni helado ni muy húmedo. Había zonas más embarradas, pero el paso era seguro y ligero. Fueron 40 minutos buenos, muy buenos.
Esta fue mi experiencia y la de alguna otra tortuga. No puedo decir lo mismo del resto. En alguna casa ha entrado algún virus. Por la mañana, salió a rodar Ana. Y rodó, rodó… Tropezón y caída gratis, sin más consecuencias que los propios dolores del golpe. Sin embargo, acabó con unos 8 km más en las piernas (una fiera). Por la tarde, el otro tortugo mayor acabó, tras un esfuerzo ímprobo, cerrando el pelotón y con sensaciones desagradables. La rodada anterior y el “ansia” le pudieron. Esperamos que para el IV esté recuperado. Pá la saca, pocos km: 6,300. Menos es nada.
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