
Yo lo intuía. No quería decir nada, pero lo intuía. Y llegó el día. Con la escusa de un día de trabajo con gomas se ha consumado el intento de liebrecidio. Hasta entonces la tarde había ido de fábula. El tiempo acompañaba, un sol espléndido. Tal vez demasiado para correr, pero bueno para realizar otro tipo de ejercicios necesarios también para esto del running.
Desde La Fontana, un trote para ir calentando. 3 km hasta las pistas del Puente Romano con algún conato de agresión. Por la velocidad decían. Excusas. Estaba todo planificado. Tortugo Manu, con catarro, declinó la invitación a la salida, aunque se apuntó para hacer de chofer y aguador. Tomando buena nota gráfica de lo ocurrido, dirigía el entreno de una sesión Oberón. Carreras cortas, ejercicios al final del recorrido,… en fin: lo obligado.
En estas estábamos, finalizando las series, cuando pasamos a las gomas. Las primeras carreras, Ana, la mía, fueron “normales” aunque existía un cierto temor a que la goma no aguantara el tirón. En el turno de Lulú la tensión de la goma se llevó al máximo y pasó lo que tenía que pasar, que dijo basta, hasta aquí he llevado y p’allá voy por dos calles. ¡Laputacabronadelagomaellatigazaoquem’adao!!!
Una mitad fue a parar a la mano de tortug’Ana y la otra, por adoptar una postura un tanto extraña, a mi codo. El latigazo fue tal que una descarga de 1000 vatios habría sido más tenue. Gracias al agua fría de una fuente cercana y al hielo aplicado en casa, el tema se está “solucionado” bastante bien. Durante un tiempo tendremos dedos inflamados y un codo multicolor. Tras diversas consideraciones, recogimos velas y el chofer nos regresó a la casilla de salida.
Testimonio gráfico. Aquí se puede ver parte de lo acaecido la tarde de ayer. Todo muy mono, muy jiji, jaja, incluso alguna pose con modelos deportivos, hasta que al final, se masca la tragedia, y acaba asín.
Desde La Fontana, un trote para ir calentando. 3 km hasta las pistas del Puente Romano con algún conato de agresión. Por la velocidad decían. Excusas. Estaba todo planificado. Tortugo Manu, con catarro, declinó la invitación a la salida, aunque se apuntó para hacer de chofer y aguador. Tomando buena nota gráfica de lo ocurrido, dirigía el entreno de una sesión Oberón. Carreras cortas, ejercicios al final del recorrido,… en fin: lo obligado.
En estas estábamos, finalizando las series, cuando pasamos a las gomas. Las primeras carreras, Ana, la mía, fueron “normales” aunque existía un cierto temor a que la goma no aguantara el tirón. En el turno de Lulú la tensión de la goma se llevó al máximo y pasó lo que tenía que pasar, que dijo basta, hasta aquí he llevado y p’allá voy por dos calles. ¡Laputacabronadelagomaellatigazaoquem’adao!!!
Una mitad fue a parar a la mano de tortug’Ana y la otra, por adoptar una postura un tanto extraña, a mi codo. El latigazo fue tal que una descarga de 1000 vatios habría sido más tenue. Gracias al agua fría de una fuente cercana y al hielo aplicado en casa, el tema se está “solucionado” bastante bien. Durante un tiempo tendremos dedos inflamados y un codo multicolor. Tras diversas consideraciones, recogimos velas y el chofer nos regresó a la casilla de salida.
Testimonio gráfico. Aquí se puede ver parte de lo acaecido la tarde de ayer. Todo muy mono, muy jiji, jaja, incluso alguna pose con modelos deportivos, hasta que al final, se masca la tragedia, y acaba asín.

No hay comentarios:
Publicar un comentario