
Cuando las cosas no salen como tienes pensado, se te queda una cara tonto… Y el cuerpo como descentrado, como que sí pero no y, …ahora por donde?. Tratas de buscar una solución infinitesimal que de salida a todas las cuestiones, que no te cargue y reduzca al máximo el bloqueo inicial. Siempre te enseñaron a dividir el problema en problemas más pequeños, como cuando en una media o en una maratón piensas sólamente en completar tramos... Pero no.
Este “finde” hubo que poner orden en casa y todos los planes se vinieron abajo. No es que fueran grandes planes. Pero me hacía ilusión perderme (sí Angel, literal) por Madrid tratando de hacer una foto (ovarias) a las tortugas que participaban en el MAPOMA. A tortugas, a veteranos, a correcaminos, a cazabaches,… en fin, a todo aquel que se moviera. Y eran muchos. Me cuentan que han rozado la gloria, que lo han vuelto a conseguir, que han sumado. Eso nos lo contará Tortug’Ana en otro post, amén de las fotos que hayan podido conseguir.
No siempre sucede lo que quieres. Es más, muchas veces pasan cosas que no quieres. Y este fin de semana fue una de esas veces. Un fin de semana obligado a pasarlo en un hotel tres estrellas (¿) con gastos pagados (por ahora) y atención personalizada las veinticuatro horas del día. Con personal cualificado para cada una de las necesidades que tuvieras. Eso sí, no tienes gran libertad de movimientos.
Hubo que acompañar a un “sacapuntas”, digo a una cría de tortuga, día y noche. Sobreponerse del susto, poner buena cara y dar ánimos para salir del atolladero. Y así pasamos el finde disfrutando de las atenciones ofrecidas por la dirección del hotel. La verdad es que, una vez instalados, los chupitos que sirven en este hotel no saben a nada, además de hacértelos tomar cada ciertas horas: - ¿ …y si no tengo ganas?. Es igual, viene la camarera y te lo hace tomar. Tampoco los saboreas. No es igual por boca que en vena. La comida, a quien tiene la suerte de que se la sirvan sólida, deja algo que desear. Te la traen en bandeja de prisionero. Eso sí, de plástico que el aluminio ya lo probaron y hace mucho ruido. Y como …a buen hambre, no hay pan duro. Ya te suelen dejar con él (hambre) a solas los primeros días para que no dejes nada en los posteriores.
Lo bueno, si algo tiene de bueno antes de salir de allí, es que hay cheerleaders que amenizan ciertas horas del día. Creo que en prácticas. Se las veía un poco perdidas y siempre acompañadas por otra ya talludita. Por las tardes se suelen organizar, sea Semana Santa o no, procesiones por el pasillo correspondiente. El mayordomo con su bastón de mando, del que cuelgan una suerte de relicarios, suele encabezarla. Le siguen más o menos fieles. Dependerá de los favores otorgados, no sé. Hay varias cofradías. Con el uniforme no van muy acertados. Casi todos los mayordomos llevan el mismo. Se ve que lo heredan o lo pasan de unos a otros, por la relación tamaño/cuerpo, digo. Últimamente se estila uno de raya fina que queda mucho más presentable, …dónde vas a parar!!! con un aire Münchhausen que pa qué. Los más afortunados llevan una capa/bata que les hace poner la beata de turno …que hay mucha corriente!!!.
Ahora, yo ya lo he dicho. Eso de que sólo den cama a uno de los clientes, no está nada bien. Al segundo le suelen dejar un sillón extensible o plegatín en el que te mueles las vértebras, pero… más duro es el suelo y …son lentejas. Y el calor…!!! Yo creo que el calefactor es un poco salido y lo hace para que las chicas vayan ligeras. De ropa, digo. Aunque, hay cada una… que ni aligerándose!!!. Eso sí, estás muy bien atendido y tratan de cubrirtodas casi todas tus necesidades. Lástima de horarios tan poco ajustados a los míos, si no, me quedaba.
Y las cosas estas del running. El encargado de despedirnos y darnos las pautas a seguir para que no volviéramos por allí, fue alguien a quien correr también le ilusiona por que le hace huir de la rutina, mantener su forma física, colocarse con las endorfinas, desconectar del trabajo, llegar más relajado a casa y por que los locos son ellos, los que no corren, encerrados todos los días en casa. No lo hablamos, pero lo intuyo por su aspecto físico, la forma pausada de hablar y sobre todo, sobre todo, por el Polar en su muñeca. Gracias por haber cuidado de mi tortuguito.
Este “finde” hubo que poner orden en casa y todos los planes se vinieron abajo. No es que fueran grandes planes. Pero me hacía ilusión perderme (sí Angel, literal) por Madrid tratando de hacer una foto (ovarias) a las tortugas que participaban en el MAPOMA. A tortugas, a veteranos, a correcaminos, a cazabaches,… en fin, a todo aquel que se moviera. Y eran muchos. Me cuentan que han rozado la gloria, que lo han vuelto a conseguir, que han sumado. Eso nos lo contará Tortug’Ana en otro post, amén de las fotos que hayan podido conseguir.
No siempre sucede lo que quieres. Es más, muchas veces pasan cosas que no quieres. Y este fin de semana fue una de esas veces. Un fin de semana obligado a pasarlo en un hotel tres estrellas (¿) con gastos pagados (por ahora) y atención personalizada las veinticuatro horas del día. Con personal cualificado para cada una de las necesidades que tuvieras. Eso sí, no tienes gran libertad de movimientos.
Hubo que acompañar a un “sacapuntas”, digo a una cría de tortuga, día y noche. Sobreponerse del susto, poner buena cara y dar ánimos para salir del atolladero. Y así pasamos el finde disfrutando de las atenciones ofrecidas por la dirección del hotel. La verdad es que, una vez instalados, los chupitos que sirven en este hotel no saben a nada, además de hacértelos tomar cada ciertas horas: - ¿ …y si no tengo ganas?. Es igual, viene la camarera y te lo hace tomar. Tampoco los saboreas. No es igual por boca que en vena. La comida, a quien tiene la suerte de que se la sirvan sólida, deja algo que desear. Te la traen en bandeja de prisionero. Eso sí, de plástico que el aluminio ya lo probaron y hace mucho ruido. Y como …a buen hambre, no hay pan duro. Ya te suelen dejar con él (hambre) a solas los primeros días para que no dejes nada en los posteriores.
Lo bueno, si algo tiene de bueno antes de salir de allí, es que hay cheerleaders que amenizan ciertas horas del día. Creo que en prácticas. Se las veía un poco perdidas y siempre acompañadas por otra ya talludita. Por las tardes se suelen organizar, sea Semana Santa o no, procesiones por el pasillo correspondiente. El mayordomo con su bastón de mando, del que cuelgan una suerte de relicarios, suele encabezarla. Le siguen más o menos fieles. Dependerá de los favores otorgados, no sé. Hay varias cofradías. Con el uniforme no van muy acertados. Casi todos los mayordomos llevan el mismo. Se ve que lo heredan o lo pasan de unos a otros, por la relación tamaño/cuerpo, digo. Últimamente se estila uno de raya fina que queda mucho más presentable, …dónde vas a parar!!! con un aire Münchhausen que pa qué. Los más afortunados llevan una capa/bata que les hace poner la beata de turno …que hay mucha corriente!!!.
Ahora, yo ya lo he dicho. Eso de que sólo den cama a uno de los clientes, no está nada bien. Al segundo le suelen dejar un sillón extensible o plegatín en el que te mueles las vértebras, pero… más duro es el suelo y …son lentejas. Y el calor…!!! Yo creo que el calefactor es un poco salido y lo hace para que las chicas vayan ligeras. De ropa, digo. Aunque, hay cada una… que ni aligerándose!!!. Eso sí, estás muy bien atendido y tratan de cubrir
Y las cosas estas del running. El encargado de despedirnos y darnos las pautas a seguir para que no volviéramos por allí, fue alguien a quien correr también le ilusiona por que le hace huir de la rutina, mantener su forma física, colocarse con las endorfinas, desconectar del trabajo, llegar más relajado a casa y por que los locos son ellos, los que no corren, encerrados todos los días en casa. No lo hablamos, pero lo intuyo por su aspecto físico, la forma pausada de hablar y sobre todo, sobre todo, por el Polar en su muñeca. Gracias por haber cuidado de mi tortuguito.
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