
La cerveza es una buena opción para rehidratarse tras realizar ejercicio físico, incluso mejor que algunas bebidas isotónicas, ya que todos sus ingredientes son de origen natural (agua, cebada y lúpulo) y no químico, según la opinión de varios expertos en nutrición y deporte que participaron esta mañana en la mesa redonda 'Cerveza. Nutrición y Deporte' que tuvo lugar en el INEF de la Universidad Complutense.
El ejercicio físico, especialmente el de carácter aerobico como el running, la cerveza aumenta de manera espectacular el consumo de oxígeno por el músculo. Se piensa actualmente que las agujetas y otras molestias musculares pueden tener este origen, siendo recomendable la ingesta de antioxidantes para prevenirlas. La cerveza es una bebida caracterizada por su elevado contenido en antioxidantes, por lo que se plantea que un consumo moderado después de la actividad física podría ser útil para permitir una mejor recuperación después del esfuerzo.
Dicen que la Naturaleza es sabia y que lo mejor es darle al cuerpo lo que pide. Tras un ejercicio físico prolongado como un partido de tenis o de fútbol, o una jornada de running, lo que “pide” en este caso es “una cerveza fresquita”.
Siempre de forma moderada, el consumo de cerveza favorece la rehidratación que se necesita después de un ejercicio físico, y más si es al aire libre y con temperaturas elevadas. Sus ingredientes, muy básicos (agua, cebada y lúpulo) y poca graduación, hacen que tenga “un perfil excelente” para facilitar esa hidratación.
Las vitaminas del grupo B que contiene una caña así como su alto nivel de carbohidratos, proporcionan energía y además estimulan el apetito. Pero también contiene maltodrextinas, que sirven para corregir la hipoglucemia. Todos estos nutrientes ayudan al deportista a rebajar el nivel de estrés que se puede presentar en los entrenamientos y competiciones.
Es antioxidante, porque cuenta con un elemento llamado polifenoles, que junto a la vitamina B, la convierte en una bebida beneficiosa para el corazón.
Después un experimento en el que un grupo de personas fueron sometidas a un intenso ejercicio físico en una habitación a 40 grados de temperatura. Al terminar, a unos se les dio sólo agua y a otros, además, dos tercios de cerveza. El resultado, según la Universidad de Granada, es que los que habían consumido la bebida de cebada tenían una mayor tolerancia a un esfuerzo físico posterior y se sentían con menos estrés para afrontarlo.
La cerveza no engorda. Para el resto de los humanos, la cerveza es igualmente recomendable. En las famosas Pirámides de la Alimentación Saludable, tanto ésta como el vino se pueden consumir a diario y son más recomendables que los embutidos y las carnes grasas o la bollería y los dulces, que están en la cúspide.
Además, no engorda. Al menos si se toma de forma moderada. La célebre ‘curva de la felicidad’ se produce por la variante DD del gen de la enzima conversora de la angiotensina, que es la que favorece la acumulación de grasa en el abdomen. Sin embargo, si se hace ejercicio normalmente y se sigue una dieta equilibrada, no tiene por qué desarrollarse esa variante. Además, cien gramos de cerveza (una caña) contiene 45 kilocalorías, y si es sin alcohol, se reduce a 14.
La tradición en España De otro lado, la cerveza es una de las bebidas más tradicionales en España, país donde se encontraron los primeros restos arqueológicos de producción de toda Europa, según ha contado por su parte el director de Cerveceros de España, Jacobo Olalla, sociedad constituida en 1922 por todos los emrpesarios del sector. Con respecto al resto de la comunidad europea, también “somos los primeros productores y los primeros consumidores”, apuntó Olalla, para quien se trata de una bebida típica de la dieta mediterránea que “no hay que relacionar siempre con los alemanes”.
Guía publicada La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación bajo el título La hidratación y la cerveza (Pdf).
El ejercicio físico, especialmente el de carácter aerobico como el running, la cerveza aumenta de manera espectacular el consumo de oxígeno por el músculo. Se piensa actualmente que las agujetas y otras molestias musculares pueden tener este origen, siendo recomendable la ingesta de antioxidantes para prevenirlas. La cerveza es una bebida caracterizada por su elevado contenido en antioxidantes, por lo que se plantea que un consumo moderado después de la actividad física podría ser útil para permitir una mejor recuperación después del esfuerzo.
Dicen que la Naturaleza es sabia y que lo mejor es darle al cuerpo lo que pide. Tras un ejercicio físico prolongado como un partido de tenis o de fútbol, o una jornada de running, lo que “pide” en este caso es “una cerveza fresquita”.
Siempre de forma moderada, el consumo de cerveza favorece la rehidratación que se necesita después de un ejercicio físico, y más si es al aire libre y con temperaturas elevadas. Sus ingredientes, muy básicos (agua, cebada y lúpulo) y poca graduación, hacen que tenga “un perfil excelente” para facilitar esa hidratación.
Las vitaminas del grupo B que contiene una caña así como su alto nivel de carbohidratos, proporcionan energía y además estimulan el apetito. Pero también contiene maltodrextinas, que sirven para corregir la hipoglucemia. Todos estos nutrientes ayudan al deportista a rebajar el nivel de estrés que se puede presentar en los entrenamientos y competiciones.
Es antioxidante, porque cuenta con un elemento llamado polifenoles, que junto a la vitamina B, la convierte en una bebida beneficiosa para el corazón.
Después un experimento en el que un grupo de personas fueron sometidas a un intenso ejercicio físico en una habitación a 40 grados de temperatura. Al terminar, a unos se les dio sólo agua y a otros, además, dos tercios de cerveza. El resultado, según la Universidad de Granada, es que los que habían consumido la bebida de cebada tenían una mayor tolerancia a un esfuerzo físico posterior y se sentían con menos estrés para afrontarlo.
La cerveza no engorda. Para el resto de los humanos, la cerveza es igualmente recomendable. En las famosas Pirámides de la Alimentación Saludable, tanto ésta como el vino se pueden consumir a diario y son más recomendables que los embutidos y las carnes grasas o la bollería y los dulces, que están en la cúspide.
Además, no engorda. Al menos si se toma de forma moderada. La célebre ‘curva de la felicidad’ se produce por la variante DD del gen de la enzima conversora de la angiotensina, que es la que favorece la acumulación de grasa en el abdomen. Sin embargo, si se hace ejercicio normalmente y se sigue una dieta equilibrada, no tiene por qué desarrollarse esa variante. Además, cien gramos de cerveza (una caña) contiene 45 kilocalorías, y si es sin alcohol, se reduce a 14.
La tradición en España De otro lado, la cerveza es una de las bebidas más tradicionales en España, país donde se encontraron los primeros restos arqueológicos de producción de toda Europa, según ha contado por su parte el director de Cerveceros de España, Jacobo Olalla, sociedad constituida en 1922 por todos los emrpesarios del sector. Con respecto al resto de la comunidad europea, también “somos los primeros productores y los primeros consumidores”, apuntó Olalla, para quien se trata de una bebida típica de la dieta mediterránea que “no hay que relacionar siempre con los alemanes”.
Guía publicada La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación bajo el título La hidratación y la cerveza (Pdf).
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