
En la primavera de 1999 se empezaba a hablar y escribir en el mundo del ciclismo de un nuevo coloso asturiano que iba a ser la sensación de la Vuelta a España de ese año. Muchos reportajes en la prensa se hacían eco del Anglirú, de su dureza, de sus rampas imposible de subir. Desniveles del 23% lo colocaban a la cabeza del virtual escalafón del los puertos más duros que se suben en alguna de las tres grandes rondas ciclistas.
Recuerdo que leía con atención todos los reportajes que salían en la prensa, los guardaba, pero siempre acababa pensando lo mismos !! imposible de subir esto!!! Ese año ya había subido los Lagos de Covadonga y el año anterior el Tourmalet, pero este era totalmente diferente.
Repasaba su altimetría, sus desniveles, sus kms, lo traducía en esfuerzo y la conclusión siempre era la misma: ¡!OLVIDATÉ DE ÉL!!.
En la etapa que lo inauguraba, Lale Llano (el minero ciclista y como tantos mineros las entrañas de la tierra se lo llevó) comentaba en la CADENA SER cómo el Chava Jimenez adelantaba a Tonkon saliendo desde la niebla para poner su nombre como el primer ganador que tiene el Anglirú. Contemplaba la etapa recostado en mi cama, viendo como se retorcían los ciclistas en sus rampas. Los coches quemando embrague y la multitud de gente que invadía la carretera. Lo que me parecía imposible, de pronto, como un niño peque, se me antojó !!!yo también lo quiero!!!!!

Se convirtió en una obsesión. Todo el año pensando en lo mismo, aguardando que llegara el momento de ponerme verdaderamente a prueba. Empecé su preparación en junio. Duros entrenamientos, alternado entrenos de resistencia con entrenos de potencia; muchos kilómetros, muchos desniveles acumulados; todo me parecía poco, la misma sensación de cuando estás a puertas de un examen !! me falta un repaso, me falta un repaso!!!! !!!! no llego, que no llego!!!
Me puse en contacto con el Alcalde de Riosa para comentarle mis intenciones. Tanto él como la Sra Zoraida, María, Salva, Lale me recibieron a como a uno de la familia (gran gente los asturianos). Una semana antes de trasladarme hasta Asturias me llama el Alcalde para comentarme que han echado gravilla en la zona más dura del puerto. Sí, la famosa Cueña las Cabres con desvineles del !!!!24% y con gravilla!!!! Me aconseja que lo retrase alguna semana hasta que sea asfaltado, pero no podía esperar, dependía de la disposición de mi hermano y mi cuñada y era ahora o no se sabía cuándo. Decidí ir con todas las consecuencias.
Esa ascensión era la primera que se había dado información en los medios. Cualquier reto que tuviera como escenario el Anglirú era seguido en Asturias como extraordinario.
Esa atención informativa también me había creado una tensión añadida, para mi era algo nuevo. A mi llegada a Riosa me esperaba el Alcalde con la Guardia Civil !!!coño!!! ¿para qué la Guardia Civil? !! alucinábamos!!!.
La gente más implicada con el Anglirú ya se había hecho eco de la noticia: lo van a intentar subir en silla de ruedas ¿¿¿¿¿qué?????? !!!!está loco!!! (luego me reconoció Salva (amigo íntimo del Chava).
El Angliru se había convertido en el escenario donde la gente se retaba a sí mismo, donde se ponía al límite su capacidad de sufrimiento, pero también donde uno buscaba su propia y peculiar gloria: la primera mujer que lo sube, la persona de mayor edad que lo sube, el camarero aguantando la bandeja de copas;... multitud de historias...
Cuando me levanto para desayunar antes de comenzar me encuentro en el comedor con una sorpresa !!!joder!!! si era Lale Llano, el minero que se mueve por el Angliru como pez en el agua. La Sra de la pensión le había hablado de mí y allí que se presentó para acompañarme junto a mi hernano, mi cuñada, María y Salva.
Lale "guiaba" a todos los ciclistas profesionales que se acercaban a subir el Anglirú, que coronas colocar, qué plato, etc.
Era una mañana gris, con la montaña envuelta en su bruma habitual. Comencé la ascensión (se me olvidaba, no había dormido casi nada) sobre las 9 de la mañana.
Se trataba de disfrutar, de comentar cualquier cosa, todo menos pensar lo que se me venía encima. Poco a poco la bruma se fue retirando y la montaña nos empezó a mostrar su belleza, su grandiosidad, pero también la dureza que me esperaba por delante.
Poco a poco vas haciendo km, descanso cada poco, bebo, como algo. Legamos al Km 9, el punto de inflexión. Ante nosotros aparece la Cueña las cabres, la famosa rampa con sus 900 metros al 24% !!estoy hecho polvo y ahora me toca subir esto!!! y con gravilla!!!! Esos 900 se me hicieron los más largos de mi vida. La sensación que se siente en los brazos difícil de describir, es como si estuvieras arrastrando una tonelada. Tenía que marcarme mentalmente una pequeña meta a unos metros delante de mí, llegar hasta ella, parar y repetir la historia; una sensación única.

Los últimos 3 km fueron agónicos. Mi cuñada, que lo tenía que ver muy mal, me aconsejaba dejarlo ¿dejarlo a 3 km de la cima?? !!!ni hablar!!!!. 3 Km con un desnivel medio por encima del 15%, inhumano y más después de lo que llevas encima. Las paradas son constantes, vas al límite. Sobre las 2 de la tarde llego a la cima !!!Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! lo he conseguido!!!!! Después de unas 5 horas de esfuerzo tocaba tocar la gloria....
Vicente MARTIN CALVO
Recuerdo que leía con atención todos los reportajes que salían en la prensa, los guardaba, pero siempre acababa pensando lo mismos !! imposible de subir esto!!! Ese año ya había subido los Lagos de Covadonga y el año anterior el Tourmalet, pero este era totalmente diferente.
Repasaba su altimetría, sus desniveles, sus kms, lo traducía en esfuerzo y la conclusión siempre era la misma: ¡!OLVIDATÉ DE ÉL!!.
En la etapa que lo inauguraba, Lale Llano (el minero ciclista y como tantos mineros las entrañas de la tierra se lo llevó) comentaba en la CADENA SER cómo el Chava Jimenez adelantaba a Tonkon saliendo desde la niebla para poner su nombre como el primer ganador que tiene el Anglirú. Contemplaba la etapa recostado en mi cama, viendo como se retorcían los ciclistas en sus rampas. Los coches quemando embrague y la multitud de gente que invadía la carretera. Lo que me parecía imposible, de pronto, como un niño peque, se me antojó !!!yo también lo quiero!!!!!

Se convirtió en una obsesión. Todo el año pensando en lo mismo, aguardando que llegara el momento de ponerme verdaderamente a prueba. Empecé su preparación en junio. Duros entrenamientos, alternado entrenos de resistencia con entrenos de potencia; muchos kilómetros, muchos desniveles acumulados; todo me parecía poco, la misma sensación de cuando estás a puertas de un examen !! me falta un repaso, me falta un repaso!!!! !!!! no llego, que no llego!!!
Me puse en contacto con el Alcalde de Riosa para comentarle mis intenciones. Tanto él como la Sra Zoraida, María, Salva, Lale me recibieron a como a uno de la familia (gran gente los asturianos). Una semana antes de trasladarme hasta Asturias me llama el Alcalde para comentarme que han echado gravilla en la zona más dura del puerto. Sí, la famosa Cueña las Cabres con desvineles del !!!!24% y con gravilla!!!! Me aconseja que lo retrase alguna semana hasta que sea asfaltado, pero no podía esperar, dependía de la disposición de mi hermano y mi cuñada y era ahora o no se sabía cuándo. Decidí ir con todas las consecuencias.
Esa ascensión era la primera que se había dado información en los medios. Cualquier reto que tuviera como escenario el Anglirú era seguido en Asturias como extraordinario.
Esa atención informativa también me había creado una tensión añadida, para mi era algo nuevo. A mi llegada a Riosa me esperaba el Alcalde con la Guardia Civil !!!coño!!! ¿para qué la Guardia Civil? !! alucinábamos!!!.
La gente más implicada con el Anglirú ya se había hecho eco de la noticia: lo van a intentar subir en silla de ruedas ¿¿¿¿¿qué?????? !!!!está loco!!! (luego me reconoció Salva (amigo íntimo del Chava).
El Angliru se había convertido en el escenario donde la gente se retaba a sí mismo, donde se ponía al límite su capacidad de sufrimiento, pero también donde uno buscaba su propia y peculiar gloria: la primera mujer que lo sube, la persona de mayor edad que lo sube, el camarero aguantando la bandeja de copas;... multitud de historias...
Cuando me levanto para desayunar antes de comenzar me encuentro en el comedor con una sorpresa !!!joder!!! si era Lale Llano, el minero que se mueve por el Angliru como pez en el agua. La Sra de la pensión le había hablado de mí y allí que se presentó para acompañarme junto a mi hernano, mi cuñada, María y Salva.
Lale "guiaba" a todos los ciclistas profesionales que se acercaban a subir el Anglirú, que coronas colocar, qué plato, etc.
Era una mañana gris, con la montaña envuelta en su bruma habitual. Comencé la ascensión (se me olvidaba, no había dormido casi nada) sobre las 9 de la mañana.
Se trataba de disfrutar, de comentar cualquier cosa, todo menos pensar lo que se me venía encima. Poco a poco la bruma se fue retirando y la montaña nos empezó a mostrar su belleza, su grandiosidad, pero también la dureza que me esperaba por delante.
Poco a poco vas haciendo km, descanso cada poco, bebo, como algo. Legamos al Km 9, el punto de inflexión. Ante nosotros aparece la Cueña las cabres, la famosa rampa con sus 900 metros al 24% !!estoy hecho polvo y ahora me toca subir esto!!! y con gravilla!!!! Esos 900 se me hicieron los más largos de mi vida. La sensación que se siente en los brazos difícil de describir, es como si estuvieras arrastrando una tonelada. Tenía que marcarme mentalmente una pequeña meta a unos metros delante de mí, llegar hasta ella, parar y repetir la historia; una sensación única.

Los últimos 3 km fueron agónicos. Mi cuñada, que lo tenía que ver muy mal, me aconsejaba dejarlo ¿dejarlo a 3 km de la cima?? !!!ni hablar!!!!. 3 Km con un desnivel medio por encima del 15%, inhumano y más después de lo que llevas encima. Las paradas son constantes, vas al límite. Sobre las 2 de la tarde llego a la cima !!!Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! lo he conseguido!!!!! Después de unas 5 horas de esfuerzo tocaba tocar la gloria....
Vicente MARTIN CALVO
!!Los pelos de punta¡¡
ResponderEliminar!!La vida sin retos no es vida¡¡
Gracias, Vicente, por compartir con nosotros tu experiencia y tus emociones. Esperamos que sigas aportando, a este blog, tu vitalidad. Y que sirva para animar a otr@s a contarnos sus peripecias en esto del running.
ResponderEliminarEmocionante! Ilusión, esfuerzo, reto, por mucho que nos cueste, la felicidad y el subidón de conseguirlo no nos lo quita nadie y nos ayuda a seguir con nuestra vida para otra temporadita.
ResponderEliminarSi señor.