Por Vicente Martín
Siempre había practicado deporte de forma individual, imponiéndome retos personales, pero nunca se me había pasado por la cabeza el participar en carreras junto con personas que lo hacen de forma diferente a mí.
Quizás complejos absurdos, prejuicios, no se, lo cierto es que no me veía corriendo entre la gente y con la gente. Pero como sucede con todo problema alguna vez tienes que afrontarlo, cogerlo por los cuernos y superarlo.
Así empecé a participar en carreras populares, siendo en Salamanca la única persona que lo hace en silla de ruedas. Cuando pruebas a correr junto al resto de los demás participantes te das cuenta de que tus prejuicios eran absurdos, sin sentido; sientes que has estado perdiendo el tiempo. Es entonces cuando quieres correr en cuantas más carreras mejor. Es un mundo que te engancha, te hace sentir diferente, pero a la vez igual que los demás.
La práctica deportiva no sólo ha supuesto en mi vida una manera de mantenerme activo, sino que también ha supuesto una forma de vida que me ha generado el vivir experiencias que si él no hubiera sido posible experimentar.
Las carreras populares no sólo han supuesto una motivación para seguir practicando deporte, si no que me ha mostrado un camino que lleva hacia la amistad, solidaridad y compañerismo. Un mundo en el que me siento totalmente integrado, respetado y querido por el resto de los corredores populares. No me veo diferente a nadie.
Por ello la práctica deportiva no sólo hay que enfocarla como el hecho de realizar una actividad deportiva que va a mejorar nuestra situación física y nuestra autonomía personal (con la importancia que ello conlleva), sino también como una actividad que nos va a generar satisfacciones en otros terrenos sociales también muy importantes.
Nos damos cuenta que estas carreras están hechas para todo el mundo: los que corren muy rápido, los que no tanto, los que corren pensando en sus marcas personales, los que salen sólo para divertirse, para disfrutar corriendo o los que corren sólo pensando en acabar; pero todos tienen cabida.
Vicente MartinQuizás complejos absurdos, prejuicios, no se, lo cierto es que no me veía corriendo entre la gente y con la gente. Pero como sucede con todo problema alguna vez tienes que afrontarlo, cogerlo por los cuernos y superarlo.
Así empecé a participar en carreras populares, siendo en Salamanca la única persona que lo hace en silla de ruedas. Cuando pruebas a correr junto al resto de los demás participantes te das cuenta de que tus prejuicios eran absurdos, sin sentido; sientes que has estado perdiendo el tiempo. Es entonces cuando quieres correr en cuantas más carreras mejor. Es un mundo que te engancha, te hace sentir diferente, pero a la vez igual que los demás.
La práctica deportiva no sólo ha supuesto en mi vida una manera de mantenerme activo, sino que también ha supuesto una forma de vida que me ha generado el vivir experiencias que si él no hubiera sido posible experimentar.
Las carreras populares no sólo han supuesto una motivación para seguir practicando deporte, si no que me ha mostrado un camino que lleva hacia la amistad, solidaridad y compañerismo. Un mundo en el que me siento totalmente integrado, respetado y querido por el resto de los corredores populares. No me veo diferente a nadie.
Por ello la práctica deportiva no sólo hay que enfocarla como el hecho de realizar una actividad deportiva que va a mejorar nuestra situación física y nuestra autonomía personal (con la importancia que ello conlleva), sino también como una actividad que nos va a generar satisfacciones en otros terrenos sociales también muy importantes.
Nos damos cuenta que estas carreras están hechas para todo el mundo: los que corren muy rápido, los que no tanto, los que corren pensando en sus marcas personales, los que salen sólo para divertirse, para disfrutar corriendo o los que corren sólo pensando en acabar; pero todos tienen cabida.
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