
Por Vicente Martín
Como cada año por estas fechas hay cosas que casi nunca cambian. Es tiempo de turrones, cava, lotería, luces navideñas y belenes, aunque este año la Santa Sede ha querido aplicar un ERE en el belén para cepillarse al buey y a la mula. El Corte Inglés nos anuncia con su mosaico de luces navideñas que estamos en una época diferente: días de consumir, de pasear por las calles de nuestra ciudad en busca de los regalos de Navidad, días alegres para algunos y nostálgicos para otros.
Pero desde hace 29 años es tiempo de correr por las calles salmantinas recorriendo a golpe de zancada nuestra preciosa ciudad.
Este año se celebrará la XXIX edición de la carrera popular más emblemática de nuestra provincia. Una vez más el Colegio San Estanislao de Kostka a través del Club Deportivo P. Basabe nos ofrece la posibilidad de poner colofón a nuestro particular año deportivo (en lo que se refiere a esto de correr por placer).
En la San Silvestre se dan cita tanto los asiduos corredores populares como los que hacen de correr la San Silvestre una especie de promesa; para unos será una carrera más, a otros le servirá para engancharse a este mundillo y para otros será flor de un día.
Para mi la San Silvestre siempre tendrá un recuerdo especial. Había practicado deporte de forma individual, hacía deporte para lograr mis particulares éxitos, pero quizás por prejuicios o por miedos infundados (como se ha visto con el paso de los años) lo cierto es que no me veía corriendo con la gente y entre la gente. Hasta que allá por el año 2004 y armado de valor hasta los dientes me presenté en el Colegio para formalizar mi primera inscripción en una carrera popular.
Me encontré por primera vez con Moli y le expuse mi deseo de participar en la carrera. El correr en silla de ruedas era algo novedoso por entonces y aunque sigo siendo el único, por lo menos ya no se hace raro.
Del aquel primer encuentro fue testigo una persona de mi pueblo que sabía de mis andanzas y que pronto le sacó de dudas a Moli sobre mi capacidad para poder correr esta carrera (quizás yo tuviera más dudas). Así que ya sólo quedaba que llegara el día y empezar una nueva etapa.
Cuando se corre por primera vez entre la gente tienes ciertos temores sobre el discurrir de la carrera. Piensas en la seguridad de ti y de los demás, de no crear ningún inconveniente (si así ha sido alguna vez pedir disculpas) en la carrera.
Por aquél año creo que no llegábamos a los 2000 participantes y creo recordar que terminé sobre el puesto 900, aunque tampoco era algo que me preocupase mucho. Había terminado mi primera carrera popular y no había desentonado pensé, así que por qué no seguir participando en las mismas. En los sucesivos años se ha cambiado la distancia y el recorrido buscando un mayor atractivo para los participantes y para el público.
Desde entonces no he faltado a la cita y pienso no seguir faltando mientras pueda aunque este año también será diferente. Si la San Silvestre 2004 fue mi primera carrera popular la SanSil 2012 será el escenario de la puesta en largo de mi nueva silla (eso espero).
Desde entonces la San Silvestre no ha hecho más que coger músculo, ser más atractiva, más querida y más seguida por los salmantinos. Este año llegaremos a los 5000 participantes y también espero que logrado el éxito de participación logremos que sea un éxito de seguimiento en las calles.
Sirva desde aquí, una vez más para agradecer a Moli y a toda la organización el apoyo y las facilidades que me han dado y siempre me han transmitido y así como a el resto de los participantes por hacer que todo fuera mucho más fácil.
Pero desde hace 29 años es tiempo de correr por las calles salmantinas recorriendo a golpe de zancada nuestra preciosa ciudad.
Este año se celebrará la XXIX edición de la carrera popular más emblemática de nuestra provincia. Una vez más el Colegio San Estanislao de Kostka a través del Club Deportivo P. Basabe nos ofrece la posibilidad de poner colofón a nuestro particular año deportivo (en lo que se refiere a esto de correr por placer).
En la San Silvestre se dan cita tanto los asiduos corredores populares como los que hacen de correr la San Silvestre una especie de promesa; para unos será una carrera más, a otros le servirá para engancharse a este mundillo y para otros será flor de un día.
Para mi la San Silvestre siempre tendrá un recuerdo especial. Había practicado deporte de forma individual, hacía deporte para lograr mis particulares éxitos, pero quizás por prejuicios o por miedos infundados (como se ha visto con el paso de los años) lo cierto es que no me veía corriendo con la gente y entre la gente. Hasta que allá por el año 2004 y armado de valor hasta los dientes me presenté en el Colegio para formalizar mi primera inscripción en una carrera popular.
Me encontré por primera vez con Moli y le expuse mi deseo de participar en la carrera. El correr en silla de ruedas era algo novedoso por entonces y aunque sigo siendo el único, por lo menos ya no se hace raro.
Del aquel primer encuentro fue testigo una persona de mi pueblo que sabía de mis andanzas y que pronto le sacó de dudas a Moli sobre mi capacidad para poder correr esta carrera (quizás yo tuviera más dudas). Así que ya sólo quedaba que llegara el día y empezar una nueva etapa.
Cuando se corre por primera vez entre la gente tienes ciertos temores sobre el discurrir de la carrera. Piensas en la seguridad de ti y de los demás, de no crear ningún inconveniente (si así ha sido alguna vez pedir disculpas) en la carrera.
Por aquél año creo que no llegábamos a los 2000 participantes y creo recordar que terminé sobre el puesto 900, aunque tampoco era algo que me preocupase mucho. Había terminado mi primera carrera popular y no había desentonado pensé, así que por qué no seguir participando en las mismas. En los sucesivos años se ha cambiado la distancia y el recorrido buscando un mayor atractivo para los participantes y para el público.
Desde entonces no he faltado a la cita y pienso no seguir faltando mientras pueda aunque este año también será diferente. Si la San Silvestre 2004 fue mi primera carrera popular la SanSil 2012 será el escenario de la puesta en largo de mi nueva silla (eso espero).
Desde entonces la San Silvestre no ha hecho más que coger músculo, ser más atractiva, más querida y más seguida por los salmantinos. Este año llegaremos a los 5000 participantes y también espero que logrado el éxito de participación logremos que sea un éxito de seguimiento en las calles.
Sirva desde aquí, una vez más para agradecer a Moli y a toda la organización el apoyo y las facilidades que me han dado y siempre me han transmitido y así como a el resto de los participantes por hacer que todo fuera mucho más fácil.
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