
Suele ocurrir siempre cuando mejor andas. El exceso de confianza en tus posibilidades, descuida aspectos como la técnica de carrera, los estiramientos, la alimentación,… Pero sobre todo no escuchamos a nuestro cuerpo.
Siempre te suele avisar con antelación: ese pinchazo en la rodilla, esa “molestia” en el glúteo, ese gemelo “algo” cargado,… Si no has cambiado de zapas, tu pisada y ritmo son los mismos: para. Si ya es demasiado tarde, lo primero que has de pensar es que, con los cuidados adecuados, la lesión pasará y volverás a correr.
Para tu recuperación:
fuente: corrercomolosangeles.blogspot.comSiempre te suele avisar con antelación: ese pinchazo en la rodilla, esa “molestia” en el glúteo, ese gemelo “algo” cargado,… Si no has cambiado de zapas, tu pisada y ritmo son los mismos: para. Si ya es demasiado tarde, lo primero que has de pensar es que, con los cuidados adecuados, la lesión pasará y volverás a correr.
Para tu recuperación:
- Ponte en manos de especialistas que sepan de tu lesión. Si además corre, o ha corrido, mejor te va a entender. Que te dedique el tiempo y sesiones “necesarias” para tu recuperación. Si no ves claro que entienda tu lesión, búscate otro. Utiliza las medicinas y terapias alternativas.
- Casi todos los corredores que han pasado por alguna lesión. Trata de encontrarlos, pregunta y que te cuenten. Pero recuerda: tu lesión es distinta a la de los demás, cada corredor necesita una atención personalizada. No siempre el especialista con más renombre es el que mejor te entenderá.
- Date tiempo para recuperarte. No fijes plazos para tu recuperación, no quieras acudir a una prueba, por más que te guste, si no vas a estar al cien por cien. Sólo te llevará a prolongar más tu recuperación o a que la lesión sea definitiva, acabando así con tus ilusiones.
- El lesionado eres tú, no el resto de los corredores. Los demás seguirán corriendo mientras tú estés parado. No les odies. Cuando te pregunten por cortesía qué tal vas, no les sueltas un master en patología, anatomía o fisiología. Agradecerán tu apoyo en las pruebas que acudas para verlos.
- Estas lesionado tú, no la gente que te rodea. No seas paliza. Ni tu familia ni tus compañeros del trabajo ni la vecina del quinto tienen la culpa. Si estás de mal humor porque llevas meses sin correr, aguántate, no te pongas “borde” con el mundo.
- Busca otra actividad que te haga mantenerte activo: monta en bici, nada (del verbo nadar), haz gimnasia... Todavía eres un atleta, lesionado, pero un atleta. Cuando vuelvas (recuerda, volverás), estarás más cerca de tu nivel anterior que si no haces nada (esta vez, como sinónimo de carencia absoluta de actividad).
- Disfruta de esas actividades alternativas. Cuando vuelvas a correr no podrás hacerlas y lo recordarás. Incluso tal vez lamentes no haber aprovechado más el tiempo.
- Hay días … malos y días …peores. No seas drástico ni dramático en estos últimos. No te precipites. Deja las decisiones importantes para aquellos días en los que la cabeza está más despejada y el ánimo algo más sereno. No vayas a meter la pata.
- Siempre encontrarás gente que te dirá que ellos también están lesionados y al día siguiente les veras correr o competir. Perdónalos porque no saben lo que es estar lesionado.
- Cuando vuelvas, vuelve progresivamente, sin riesgos, sin prisas. Disfruta. Te lo has ganado.


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