
-¡QUE SOMOS!
-¡TORTUESPARTANOS!!!
-¡Y QUE QUEREMOS!!!!
-EMBARRARNOS, EMBARRARNOS, EMBARRARNOS!!!!!!
Sergio Gonzalez
Ayer se celebró en Ciudad Rodrigo la segunda edición de la carrera “Farinato de Hierro”, y pa'llá que se fueron los tortugos Manuel, Ana, Víctor, Sergio, Puerto, Luisa, Mansito, Isabel, Juan Luis, Cifu, Víctor Sierra y Jorge a correr y para hacer fotos Paco, Pablo, Pepi, Alba, Ester, Vega David, Mª.Jose, Aaron, Sheyla, Ana,y Judhit. Así se invade!
Debido a la crecida del rio, tuvieron que cambiar el recorrido del año anterior y meternos por los fosos de la muralla mirobrigense, que menudos fosos, les faltaban los cocodrilos y los leones.
Subimos muros, bajamos muros, escalamos coches, subimos cuestas imposibles, algunos se hirieron en carrera, pero somos tortugas espartanas, nuestro caparazón es duro, y nuestro terreno se vió que además de la escalada de muros, de agujas, de coches del desguace, del sube y baja matador de las cañoneras, nuestro terreno, se vio muy claro que eran el agua y el barro.
Algunos sufrieron más que otros, algunos nos manchamos más que otros, pero lo que es seguro, es que todos nos lo pasamos como enanos. Todos nos rebozamos en el barro como buenos tortugas, nos regodeamos en ello y la verdad que con el calor que hacía en la carrera, una buena capa de barro por encima refrescaba y de paso pues exfoliaba los poros, un buen dos por uno.
Una vez terminada la carrera, tocaba quitarse el barro, menuda odisea. Unos directos a hacer cola a las duchas del pabellón que habilitaba el ayuntamiento, otros directos al caño rápidamente y otros, que no lo tenían claro, empezaron por ir a hacer cola en las duchas pero al ver que había demasiada gente, se fueron al caño a intentar lavarse. Una vez allí se quedaron en gayumbos y empezaron a limpiarse mientras las buenas gentes de Ciudad Rodrigo les empezaban a mirar mal.
Uno de ellos amablemente les invitó a acercarse a las duchas para no ensuciar más el caño. Pues sin cambiarse ni nada, en calzoncillos que se fueron dando un paseo por el pueblo hasta las duchas ya menos concurridas, pero que ya parecían otra prueba de la carrera, todo lleno de barro por todos los lados, pobrecita la gente que lo tuviera que limpiar.
Ya todos cambiados, secos y descansados, fuimos al tradicional plato de farinato con huevos que reparte la organización después de la carrera, muy ricos, que entran después de todo el esfuerzo, barro y risas, porque hasta los espartanos necesitamos comer.
Gracias a todos los que nos ayudasteis, nos hicisteis fotos y nos cuidasteis a los perros y si me olvido de alguien perdón. Esperamos con ansia la del año que viene.
PD: No sabemos si ganamos al final el premio a los más sucios porque no estuvimos en la entrega de premios y no sabemos quien ganó.
Debido a la crecida del rio, tuvieron que cambiar el recorrido del año anterior y meternos por los fosos de la muralla mirobrigense, que menudos fosos, les faltaban los cocodrilos y los leones.
Subimos muros, bajamos muros, escalamos coches, subimos cuestas imposibles, algunos se hirieron en carrera, pero somos tortugas espartanas, nuestro caparazón es duro, y nuestro terreno se vió que además de la escalada de muros, de agujas, de coches del desguace, del sube y baja matador de las cañoneras, nuestro terreno, se vio muy claro que eran el agua y el barro.
Algunos sufrieron más que otros, algunos nos manchamos más que otros, pero lo que es seguro, es que todos nos lo pasamos como enanos. Todos nos rebozamos en el barro como buenos tortugas, nos regodeamos en ello y la verdad que con el calor que hacía en la carrera, una buena capa de barro por encima refrescaba y de paso pues exfoliaba los poros, un buen dos por uno.
Una vez terminada la carrera, tocaba quitarse el barro, menuda odisea. Unos directos a hacer cola a las duchas del pabellón que habilitaba el ayuntamiento, otros directos al caño rápidamente y otros, que no lo tenían claro, empezaron por ir a hacer cola en las duchas pero al ver que había demasiada gente, se fueron al caño a intentar lavarse. Una vez allí se quedaron en gayumbos y empezaron a limpiarse mientras las buenas gentes de Ciudad Rodrigo les empezaban a mirar mal.
Uno de ellos amablemente les invitó a acercarse a las duchas para no ensuciar más el caño. Pues sin cambiarse ni nada, en calzoncillos que se fueron dando un paseo por el pueblo hasta las duchas ya menos concurridas, pero que ya parecían otra prueba de la carrera, todo lleno de barro por todos los lados, pobrecita la gente que lo tuviera que limpiar.
Ya todos cambiados, secos y descansados, fuimos al tradicional plato de farinato con huevos que reparte la organización después de la carrera, muy ricos, que entran después de todo el esfuerzo, barro y risas, porque hasta los espartanos necesitamos comer.
Gracias a todos los que nos ayudasteis, nos hicisteis fotos y nos cuidasteis a los perros y si me olvido de alguien perdón. Esperamos con ansia la del año que viene.
PD: No sabemos si ganamos al final el premio a los más sucios porque no estuvimos en la entrega de premios y no sabemos quien ganó.
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